Subiendo por las estrechas callejuelas del Albaicín,la noche embrujada me traía recuerdos.De los Carmenes,fragancias a galán de noche y jazmín me envolvían.Jóvenes parejas de enamorados se cruzaban en el camino o grupos de amigos,turistas que iban y venían de admirar tan majestuosa belleza.Y por fin llegue a la parte más alta....el mirador de San Nicolás.Una cruz me daba su bienvenida y el sonido de las guitarras daban todavía más encanto al lugar.En algún rincón,un fotógrafo inmortalizaba esta belleza incluida en una de las maravillas del mundo.Era mi tercer viaje a esta ciudad y aunque guardo un bonito recuerdo,reconozco que esta vez fue la que más me impresionó.Seguro que si algún día regreso,volveré a decir lo mismo.Y es que como dijo Alejandro Dumas:
" Empiezo a pensar que hay un placer todavía mayor que el ver Granada, y es el de volverla a ver"
Me acerque a la barandilla de piedra.Reconozco que el
" duende" Granaino estaba haciendo de las suyas, porqué me sentía flotar.Y entonces es cuando vi la Alhambra,iluminada en la noche con toda Granada a sus pies.Me quede sin respiración.Era como si el cielo hubiera dejado caer su manto de estrellas sobre la ciudad y alumbraran desde todos los lugares.Qué belleza infinita.Qué estremecimiento recorría mi cuerpo.Y así me senté, despacio,dejando caer los pies por el muro.Y quede largo rato en silencio.Contemplando,pensando,sintiendo,llorando tal vez....no quería irme.Y es así como se debe sentir una persona cuando encuentra a su amada o amado.
Porque esa noche,me sentí enamorada.....